Escrito por Felipe León y Constanza Machuca
Fotos por Nicolás Rosales y producción de Lollapalooza
Nuevamente, mucha agua y bloqueador fue necesaria para afrontar los desafíos musicales que Lollapalooza Chile dispondría el día domingo 19 de marzo. Un día más cargado a las guitarras, aunque con la diversidad sonora impregnada desde temprano (y hasta tarde) en cada escenario.
Si bien los escenarios más multitudinarios partieron un poco más tarde, ya desde las 13 horas el Perry Stage se encendió con la directa y versátil propuesta ligada al hip hop que presentó Rvyo. Porque no es menor lo que ha estado haciendo la artista con discos como Rayo Polo (2021), o el reciente EP con credenciales trap Rayokuza, traspasando su alto momento creativo a una vibrante puesta en escena full banda, coristas, y vestuario, donde la recepción del público fue más que satisfactoria. Esta comunicación entre la artista y aquellas valientes personas que comenzaban a resistir las altas temperaturas fue crucial, generando un ambiente ideal para así dejar caer todo el peso de su certera convicción musical.
Los encargados de abrir la última jornada en el Costanera Stage fueron la banda chilena de dream rock Spiral Vortex, quienes con canciones como “Poliedros” y “Tangentes” y fuertes melodías instrumentales a lo largo del show lograron entusiasmar a los asistentes en un tremendo viaje musical, incluso invitando a la agrupación Laia y al músico Andrés Nusser al escenario. Si bien la audiencia no coreaba del todo las canciones, la atmósfera de que recibían la total atención del público se podía palpar. Definitivamente un show que logró captar nuevos oyentes para la banda.
La indiscutible vigencia de Álex Anwandter transformó el escenario Costanera Center en una calurosa pista de baile, evidenciando un legado solista nutrido de éxitos que mantuvo a flote las emociones por 45 minutos. En ese sentido, el artista junto a su banda capturaron la atención con un atractivo sonido pop, manifestado de manera cercana y genuina, gracias a la constante comunicación que existió con el público, haciendo bromas y comentarios en medio del punzante caos político que generan sus canciones. Un show prácticamente perfecto que merecía por lo bajo 1 hora, aunque vamos, sonaron puros temones, escúchese “Casa latina”, “Cordillera”, “Amiga”, o la más reciente “Maricoteca”. Agitación y movimiento entre barricadas y sentimientos, como precisa antesala a su próximo disco que sale en mayo.
Existía harta expectación por lo que iba a hacer Panico en esta especial y esporádica reunión, y no decepcionaron. Para nada, se pasó demasiado bien. Porque los cinco integrantes sobre el escenario se mostraron enérgicos, compenetrados, y sobre todo, dispuestos a pasarla bien. Bajo este contexto, sonaron un montón de canciones que dieron un vistazo al largo recorrido de la banda, desempolvando viejos clásicos del personal estéreo como “Una revolución en mi barrio”, “Miss intoxic llega a la disco”, “Fútbol”, o “Las cosas van más lento”, además de esos adictivos hitos dosmileros tipo “Transpíralo”, o la fabulosa “Lupita”, mucho más comprometidos con la expansión sonora; al estilo Panico. Toda una experiencia atrapante y calurosa, que le vino bien a la tarde Lollapalooza.
Uno de los shows con más fanaticada fiel fue el de la banda Wallows, quienes en su primer paso por Chile (y ni más ni menos que con dos presentaciones, puesto que también tendrán sideshow) generaron un ambiente de complicidad casi inmediato con su audiencia. Canciones como “Pictures of Girls”, “Scrawny” y el hitazo “Are you bored yet?” animaron al público en un ambiente de calor intenso, que incluso Dylan Minnette destacó durante el show. La banda de rock alternativo acabó cautivando a todo el público –inclusive a quienes no los conocían– de una manera que sólo ellos saben hacer; no sólo con la calidad de sus canciones, sino también con la versatilidad de los miembros de la banda, que incluso en algunas canciones invertían sus roles e intercambiaban instrumentos.
Un show a la altura de su legado es lo que brindó Jane’s Addiction la tarde del domingo en el escenario Banco de Chile. Pesado, salvaje y extravagante, la puesta en escena de Eric Avery, Stephen Perkins, un Josh Klinghoffer desatado supliendo en guitarras a un imposibilitado Dave Navarro, y el jefe de Lollapalooza, Perry Farrell, mostrando la mejor faceta de sí. Porque hay dos cosas que se ganaron el corazón del público ayer: el carisma del vocalista, disfrutando genuinamente el momento, bebiendo vino, haciendo comentarios positivos sobre el presidente Boric, evidenciando hasta un mejor trabajo vocal que en ocasiones anteriores. Lo otro es lo bien que sonaron. En ese sentido, el regreso del bajista original Eric Avery es determinante, otorgándole un sonido muscular a la performance, siendo su presencia parte de los saldos positivos que dejó la que es quizás su mejor presentación en Lollapalooza Chile.
Resulta imposible no sucumbir a la desbordante presencia de Matthew Healy. Un frontman que abraza su atrapante personalidad con locura, mostrándose carismático desde un ángulo pulcro y sofisticado pero igual desenfrenado. Porque con The 1975 no hay límites dentro de su atractivo pop rock de impronta propia, curado con una proyección de masas que cautiva por sus temáticas introspectivas como sexuales, siendo ese paso de momentos más salvajes, a instantes luminosos y poperos, como a lo introspectivo, parte de su esencia. En ese sentido, la banda interpretó puros hits de su carrera como “Robbers”, “Somebody Else”, “TOOTIMETOOTIMETOOTIME”, o la más reciente “About You”, dejando uno de los show más gritados y coreados de la jornada. Cada nueva visita los encuentra mucho más consolidados.
El Perry’s Stage desde Fred Again en adelante, estuvo cargado de grandes debuts de proyectos ligados a la electrónica de los últimos 10 años. Partiendo por lo que realizó el ya mencionado británico, que inundó el atardecer en el Parque Bicentenario de Cerrillos con un alucinante repaso por los sonidos que colorean ciertos rincones de la electrónica moderna, como es el caso del uk garage y sus derivados. De esta forma, con una trilogía de sencillos colaborativos estrenados el año pasado como “Turn On the Lights again..”, “Lights Out”, y “Jungle”, el productor dejó constancia de su vigencia en estos tiempos, mientras que»Danielle «,»Clara » y»Delilah «, cerraron con broche de oro la prendida presentación. No sería la única.
Lo de Tame Impala era altamente esperado. Muchas generaciones de todos los tiempos, coincidieron con los alcances alucinógenos y atractivos que Kevin Parker iría revelando desde Innerspeaker (2010) en adelante, siendo a estas alturas su escucha algo transversal. Por lo mismo, la congregación de gente viendo al australiano y compañía era alta, paralizando el tiempo con una experiencia hipnótica y psicodélica, donde el notorio juego de luces acompañó de manera perfecta las implicancias sonoras que hicieron transportar la escucha a otras dimensiones. Cabe destacar el buen tacto del australiano con el público, mostrándose más comunicativo hacia la gente que en otras ocasiones, dándolo todo pese a la fractura que lo acompleja. Canciones como “Borderline”, “Mind Mischief”, “Elephant”, “Let It Happen” o “Eventually” fueron parte de esta experiencia que solo cosechó aplausos.
Mientras Kevin Parker y compañía presentaban su música, en el Perry’s Stage ocurría otro suceso para los amantes de la electrónica más dance, con el esperado debut de PDM, ¡Purple Disco Machine! La propuesta sonora del productor alemán yace fuertemente ligada a la pista de baile, mezclando varios clásicos populares en un set que buscó en todo momento generar el movimiento, como una invitación a dejarse llevar por las corrientes herederas del disco que convincentemente ofrece. Vino, entregó un espectáculo de primer nivel, y posterior al show, antes de irse, comenzó a sacarse fotos con la fanaticada que se agolpaba en la reja, ganándose el corazón de la audiencia casual y conocedora. Un capo que esperamos regrese pronto.
Los encargados de cerrar el Costanera Stage fueron la banda Twenty One Pilots, quienes si bien vinieron como un reemplazo a Blink-182, demostraron que fueron el reemplazo indicado. La tremenda química musical que comparten los miembros del dúo se pudo notar una vez más, junto con una audiencia reconocida por su fidelidad hacia la banda que coreó cada una de sus canciones. Los estadounidenses planearon un setlist más repasando sus hitazos que para presentar su última propuesta Scaled and Icy, lo cual fue la decisión correcta para atraer al público más generalizado, que es una audiencia de festival. Con diversa interacción con el público e incluso con Tyler Joseph escalando para cantar “Car Radio” y “Stressed Out” desde arriba, y terminando con broche de oro con la emocional canción “Trees” como siempre lo han hecho, la banda realizó el cierre perfecto del festival. Un show que dejó felices a los fans de siempre, y que quedará en las mentes de quienes no los conocían.
La gran coronación que vivió el Perry’s Stage vino de la mano con la alucinante experiencia que brindó Jamie xx. El corazón rítmico de The xx debutó como solista en Chile con un set que le tomó el pulso a la noche, concediendo un hipnótico y rítmico despliegue por las cosechas creativas que ha dado la música garage del Reino Unido. Es ahí donde el surreal y complejo itinerario de sensibilidades electrónicas dan cuenta del atractivo propio que posee su propuesta, concediendo unos bajos exquisitos en dinámicas y densidades, además del siempre presente sample vocal que funciona como un punto de encuentro entre los elementos humanos y marcianos que conviven en su show. El juego de luces fue otro factor importante, al momento de acompañar el oscuro panorama que reducía cualquier definición de ego, invitando de alguna manera a disfrutar la música. Versiones para “Idontknow”, ”What’s your fantasy” (original Ludacris), o el mágico cierre de “Gosh”, quedarán marcados a fuego en la memoria.
El especial concierto que brindó Melanie Martínez, y que cerró tanto el Axe Stage como Lollapalooza Chile, tuvo los condimentos suficientes para ser uno de los más llamativos del día, y por lo bajo, del que mucha gente casual se llevó una sorpresa. Lo cierto es que la artista viene madurando su propuesta previo al lanzamiento de su próximo disco, evidenciando la ambiciosa proyección sonora que se aproxima, con un tratado visual altamente trabajado que generó gran asombro en la audiencia. Por lo mismo, el utilizar una máscara al cantar se hace recurrente como imagen mental posterior a lo que fue el atractivo concierto bajo la noche, donde repasó grandes canciones de su repertorio, pero más importante aún, coronó un cierre con material inédito que terminó siendo el clímax de esta maravillosa velada.