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«Enter the Wu-Tang (36 Chambers)» del Wu-Tang Clan: Cuando el hip-hop aprendió artes marciales

Escrito por Felipe León

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C.R.E.A.M., get the money
Dollar dollar bill, y’all
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La conmemoración por los 50 años de existencia del hip-hop como fuerza artística y cultural, permite dar un vistazo en retrospectiva a los hitos que marcaron este medio siglo creativo, popular y revoltoso, como los grandes clásicos que han cimentado su trascendencia lírica y sonora. En ese sentido, Wu-Tang Clan aparece como uno de los actos que mejor refleja las tantas características que nutren la identidad de este paradigma, impulsando una visión colectiva que ha dejado un legado gigantesco que va más allá incluso de lo netamente musical, gracias a obras como su debut Enter the Wu-Tang (36 Chambers) (1993), que en noviembre próximo precisamente cumple 30 años

Tan relevante como en su época temprana cuando inundó las calles de New York, cambiando la historia del east coast hip-hop para siempre.O como en aquel momento que por vez primera llegó a tus oídos, y te marcó por el resto de tu vida. Muchas son las apreciaciones que podemos hacer de esta monumental obra, siendo uno de esos discos de cabecera para cualquier fanático casual o hardcore del género; a la vez una escuela repleta de aprendizajes y revelaciones para todas las épocas que fueron y serán. Porque de seguro todo tipo de aspirantes a MC’s alrededor del mundo, hallan una fuente de inspiración en las tantas personalidades que habitan el proyecto, practicando sus primeros raps, por qué no, con temas como “Protect Ya Neck”, “Can It Be All So Simple”, o “C.R.E.A.M.”.

Legendarias piezas dentro de un tablero de ajedrez, donde cada miembro del Wu-Tang cumple un rol esencial al momento de jugar sus audaces movimientos, encontrando a un selecto colectivo de artistas dispuestos a compartir instante tras instante de reflexiones, sabidurías y emociones, bajo una crudeza callejera que desde el primer momento tiene algo más que contar. Una historia más que narrar dentro de los hostiles e intimidantes callejones que dan forma a Enter the Wu-Tang (36 Chambers), iluminado claro por la versatilidad lírica de cada rapero presente a lo largo de este recorrido, pero en gran medida por la visión creativa adelantada a su tiempo proyectada por RZA, principal arquitecto de todo lo que significa el proyecto como música y empresa. 

Oficiando como productor, RZA fue también el encargado de guiar los pasos de Enter the Wu-Tang (36 Chambers), conciliando un sonido oscuro, rítmico, dramático y violento caracterizado por su baja fidelidad. En ese sentido, el uso de samples adorna el ambiente de tal modo que se hace común la convivencia entre sonidos relacionados a las artes marciales, muchas veces provenientes de cintas clásicas, y otras variopintas muestras de Otis Redding, Barbra Streisand, Thelonious Monk o Daryl Hall & John Oates

De esta manera se van sucediendo entre estribillos y versos, los diferentes MC’s que forman parte integral del Wu-Tang Clan: GZA, Ghostface Killah, Method Man, Raekwon, Inspectah deck, U-God, Ol’ Dirty Bastard, Masta Killa, junto al ya mencionado RZA, son los encargados de firmar los memorables momentos que deja el álbum, encontrando en el scratching de 4th Disciple, un gran aliado a la hora de retratar las tantas temáticas en las que se adentran. A ratos directo y violento, en otros más fluido y humorístico, 36 Chambers hace eco de aspectos más ligados a la realidad (muerte, dinero, frustración, opresión), sin dejar de lado su genuino interés por la filosofía, los cómics, las drogas, y por supuesto las artes marciales, encarnando una personalidad llamativa que terminó por inclinar la balanza hacía ellos.

En pleno 1993 la costa este ardía en creatividad, con actos a estas alturas legendarios que se inclinaban en gran parte por la colaboración entre las vertientes más conscientes y cercanas al jazz del hip-hop (A Tribe Called Quest, De La Soul, Queen Latifah), y las derechamente hardcore boom baperas (Black Moon, Masta Ace Incorporated, Ultramagnetic MC’s). Enter the Wu-Tang (36 Chambers) significó una bocanada de aire fresco a todo aquello, influyendo de manera inmediata en el panorama general gracias a la desbordante personalidad que poseen sus insignes canciones.

Porque himnos como  “Shame on a N***a”, “Tearz”, “Method Man”, “Da Mystery of Chessboxin’”, “Wu-Tang Clan Ain’t Nuthing ta F’ Wit!!”, traspasados de generación en generación, de la radio a la tele, del cassette al cd, del mp3 al streaming, ya forman parte de la cultura colectiva, de la historia de la música popular, y continúan sonando hasta la fecha, igual de bulliciosos, igual de novedosos. Como adelantaron cuatro años más tarde con el siguiente su siguiente gesta doble, Wu-Tang Forever!

Recordemos que el Wu-Tang Clan llega con todos sus integrantes originales sobrevivientes al Movistar Arena, el próximo sábado 1 de abril. Las entradas están disponibles por Puntoticket. Puedes encontrar más info aquí.

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