✍ Felipe León
Luego de un proceso de reestructuración interna, Abelocain finalmente pudo dar a conocer los frutos del trabajo que han venido realizando este último tiempo, dando cuenta de su evolución con un segundo larga duración que confirma una mayor sofisticación sonora, sin descuidar el toque fresco y groovero que caracterizaba su anterior encarnación, Tartamudos (2019). Porque Soledario (2022) define las ambiciones propias del proyecto, siendo un paso fundamental en su prometedora carrera.
Soledario respira el ayer y hoy, en medio de una bocanada de aire fresco de 7 cortes traídos directamente de sonidos como el pop rock o el funk, añadiendo estos recursos desde una perspectiva curiosa, inquieta y evocadora que equilibra lo accesible con lo más aventurado, atestiguando con gracia los distintos motivos emocionales y reflexivos que la banda saca a la luz. De esta manera, Abelocaín consigue inundar la escucha con un registro inspirado y versátil, pasando de lo suave, cálido y pausado a lo enérgico y frenético sin problemas, llegando incluso a sonar pesados en su último corte “Soledad”.
El grupo logra darle un vuelco a sonidos ya bastante desarrollados con anterioridad, a los que es difícil sacarles algo nuevo, logrando notorios resultados quizás porque adecuan las influencias a su propuesta, y no al revés como muchas veces pasa. Un disco estrenado el año pasado que no puede pasar desapercibido.
Escucha Soledario
Interpretado por Abelocaín
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