Por Nicolás Rosales M.
Fotos por @jesusemilioo
Durante el año recién pasado, fuimos testigos del surgimiento de diversos proyectos que refrescaron el panorama local. CAPRICHO, con un sonido ligado al R&B alternativo y rescatando elementos de la música contemporánea y de décadas pasadas, presentó un álbum debut con mucha identidad y creatividad, que expuso el original sonido de la propuesta en todo su esplendor e importó una sonoridad poco vista en la escena actual de nuestro país.
Tras un 2022 de cambios para los antiguamente conocidos como Rabia Astral, tuvimos la oportunidad de conversar con Nicolás Burgos y Claudio Vásquez, miembros del proyecto, quienes nos comentaron parte del proceso de creación de su primer disco y su visión actual como proyecto.
Para empezar, ¿Cómo nace la idea de elaborar su álbum debut? y ¿Cómo surge su concepto?
Nicolás Burgos: Antes éramos una banda que se llamaba Rabia Astral, nació todo bajo ese nombre. Clau (Claudio Vásquez) entró en las últimas de ese proceso de banda, que fue por el 2020, entonces hay varias canciones del disco que venían de esa época. Ya una vez que cambiamos el nombre y que tomamos la idea con más profesionalismo, decidimos grabar el disco, porque llevábamos mucho rato en el under, haciendo tocatas, pero no teníamos ningún registro de calidad, todo siempre era autoproducido en la casa, entonces ya era hora de hacer algo bueno y que llame la atención.
Ya cuando nació la idea del disco, pensamos en el Toño (Antonio Caballero (Centella)), porque el Claudio ya tenía un roce con él por su banda Scott y los Pelmazos, entonces dijimos “Probemos con el Toño, porque el Claudio ya tiene experiencia con él” y lo llamamos. El 2021, el Toño nos recibió en su casa, en verano. Tomamos las canciones que teníamos, las escuchamos y tratamos de darles un concepto. Con nuestras referencias musicales, nació la idea de hacerlo como una historia, desde la primera canción a la última. Estábamos muy influenciados por Kendrick Lamar, también escuchamos caleta el IGOR, que igual es super conceptual. Queríamos hacer algo artístico, más que lanzar temas solo por pegar.
Claudio Vásquez: Igual, el concepto nació conversando al respecto. Nos juntábamos, escuchábamos los temas, tirábamos ideas entre todos y así fuimos encontrando el hilo conductor que unía las canciones. A partir de eso, decantamos en el concepto del desapego, de las relaciones rápidas y toda esta idea de “consumir gente” que se da en nuestra generación. Era más que nada retratar el tema, tampoco lo atacábamos ni decíamos “Esto no hay que hacerlo”, sino que la idea es mostrar que es una realidad y que ignorarlo no va a hacer que no exista.
Dentro de su nuevo álbum, específicamente en las letras, se aprecia cierta introspección y un tono reflexivo en torno a las relaciones. Además de ello, ¿En qué emociones se centraron para escribir las letras y de donde nace la inspiración para ello?
Nicolás Burgos: Yo escribí las letras y las fuimos afinando con los cabros cuando lo estábamos produciendo. Recuerdo que cambiamos varias cuando estábamos grabando. Y los sentimientos, creo que el principal de todos, y lo que refleja el disco, es la dependencia, por lo que hemos sufrido en nuestras relaciones pasadas y lo que seguimos sufriendo hasta ahora, en algunas ocasiones. Me acuerdo que también fue el sentimiento de soledad y esa sensación de estar insatisfecho.
En pandemia, el hecho de estar solo nos pegó caleta.
Claudio Vásquez: Temas como el apego creo que son importantes para el disco. Como enfrentamos a nuestros propios sentimientos cuando se está generando un vínculo con alguien, fijarse en eso. De repente parte superficial, luego se hace más profundo, se va para todos lados, es desordenado y luego solo se va.
Nicolás Burgos: De hecho, algo super importante, que tiene que ver con el nombre de la banda, es esa obsesión que viene de cuando estás con una persona solo para satisfacerte un tiempo, como un dulce, como que inicia, lo disfrutas, se termina y queda la sensación de que fue muy corto. Por lo mismo, capricho y obsesión son palabras de las que nace el concepto de la banda.
Todas las canciones muestran un gran trabajo a nivel creativo y de producción. ¿Hay alguna que se les haya hecho difícil de trabajar o que haya tenido trabas en su proceso?
Claudio Vásquez: Cruz. Al principio era algo como “Redbone” y queríamos terminar con una hueá como ghospel, asi como Marvin Gaye, y después dijimos “Nah, el disco va para otro lado”, y ahí nació la idea de hacerlo algo más popero y bailable. Nos parecía raro venir de temas muy arriba y que el final fuera lentito, no sé. Entonces creo que quedó bacán. Es una bajada. Es un tema con el perfil mucho más bajo, pero siento que funciona caleta.
Nicolás Burgos: Recuerdo que Cruz pedía muchas cosas, baterías acústicas, cuerdas, y no teníamos los medios para grabarlo y que saliera bonito, entonces decidimos hacerlo un poco más minimalista en ese sentido. Me acuerdo que Daft Punk y Homeshake fueron referencias. También escuchábamos, en ese tiempo, harto Paco Amoroso. Tratamos de llevarlo a algo más electrónico y de acuerdo a los medios que teníamos. Pero Cruz fue el que más nos costó.
Claudio Vásquez: Siento que, de alguna manera, ese tema suena un poquito más fresco, y es porque lo compusimos terminando el disco.
Nicolás Burgos: De hecho, ya era hora de terminar el disco, y lo cambiamos en una semana, así que fue todo muy caótico, pero creo que se logró bien.
A principio de 2022 estrenaron su primer EP “+569AUTOSABOTAJE”, y, al contrastarlo con su álbum, se nota un desarrollo en su sonido. ¿Sienten que existe una maduración y evolución en su sonoridad?
Claudio Vasques: En verdad el EP lo hicimos después del disco. Terminamos de grabar el disco y dijimos “Calmado. Guardémoslo un rato y después lo sacamos”, y en ese tiempo salimos con el EP, que yo creo que nos sirvió como catalizador de cosas que nos quedaron en la cabeza, que no pudimos resolver tanto en el disco y que lo soltamos nomas. Produjimos distinto, hicimos las cosas mucho más Lo-Fi y llegamos y sampleamos de YouTube. Todo ese trabajo que fue super detallista en el disco, después llegamos y lo tiramos en el EP, y salió una hueá bacán también, y muy distinta. Siento que es algo que necesitábamos también, porque para el disco nos juntábamos tres veces a la semana y las tres veces a la semana era escuchar la canción y darle el mayor detalle posible.
Nicolás Burgos: Totalmente de acuerdo. Fue un respiro que nos faltaba. Sentar las bases del nombre, y hacerlo con un disco era demasiado de inmediato, entonces necesitábamos escuchar más las canciones, dejarlo reposar y saber cuándo lanzarlo bien. Entonces, no sé si hubo una evolución, pero el EP y el disco están muy complementados, incluso también con los temas que tratamos y el arte. El álbum fue definir el concepto de la dependencia y el amor que queríamos mostrar. El EP fue el puntapié inicial.
Su proyecto es muy versátil y ustedes mismos han señalado que no les gustan las etiquetas que los encasille en un género en específico. En ese sentido, ¿Cómo definirían su música?
Nicolás Burgos: Cuando me preguntan, digo que es R&B, Soul y un poquito de Pop, pero es super incómodo catalogarnos. Por un lado, es contraproducente, pero igual se siente bien no pertenecer a algo en específico.
Claudio Vásquez: Yo lo tomaría por un lado alternativo. Es super enfocado al hit y muy popero, pero no ocupamos técnicas especificas del Pop. Por ejemplo, hay cosas sampleadas, dos baterías que son sampleadas, y eso no es tan del estilo Pop, al menos acá en Latinoamérica se ha trabajado poco con eso. Y creo que esa es la propuesta, mostrar alternativas a un género que se hace incomodo si solo fuera pop. Entonces es eso, darle un respiro a ese estilo musical.
Nicolás Burgos: A nosotros nos gusta caleta el Pop, pero resulta medio raro recurrir siempre a lo mismo, por eso nos gusta hacer este tipo de música, pero tratamos de hacerlo a nuestra forma y darle una insignia a lo que hacemos, pero claro, tomando recursos populares.
Bajo el contexto anterior, y tomando de referencia su sonido, apuntan a un público que actualmente se está desarrollando en el país, ¿Cuál es su visión de aquel panorama actual de la música independiente?
Nicolás Burgos: El otro día lo hablamos con el Claudio. Es super raro porque existe un público super indie. Como que, cuando vas a nuestro perfil, los músicos que escucha la gente que nos sigue, son super disimiles, aparece Estoy bien, Frucola Frappé, que, si bien, son nuestros amigos, no hacemos la misma música.
Claudio Vásquez: Yo creo que se genera un público un poco algorítmico. Es que, si nosotros pensamos en el público objetivo, yo siento que Capricho es para cualquier persona. Es algo que puede escuchar cualquiera en cualquier lugar, pero la escena a la que se nos relaciona es un poco por temas circunstanciales. Y eso es algo que pasa con todos los proyectos, porque hay pocos proyectos y pocas personas que van a tocatas, entonces ronda casi siempre la misma gente. Eso cae en ese problema que tiene Chile en general, que le cuesta generar público para las mismas cosas chilenas. Hay un público super claro que le gusta Kendrick, hay unos super claros que les gusta el Math-Rock, pero no hay gente tan clara que le gusten cosas más alternativas como Capricho o Scott y Los Pelmazos, que son bandas alternativas a estándares más grandes.
Nicolás Burgos: Es super difuso, y, en ese sentido, igual ha sido difícil encontrar ese público. Bueno, igual estamos recién empezando y somos relativamente nuevos, así que estamos en busca de ese público. Igual el panorama se ve difuso por lo que dice el Claudio. Yo creo que hay que seguir tocando. Igual creo que es un problema como país. Somos muy poca gente. Hay una brecha cultural terrible brígida por la dictadura, encuentro que eso pegó caleta a como el chileno escucha la música. Entonces no sé. Está peludo. No lo vemos con tanta felicidad.
Siguiendo con lo anterior, ¿Hay algún proyecto actual que los inspire?
Nicolás Burgos: De partida, siempre nos inspiramos entre amigos. En este caso son Scott y los Pelmazos, Centella, Filip Murrai y Pelmazo Sad. Igual ahora hemos tenido más relación con Fresasalvaje y el $lum, que son gente que, al menos a mí, me inspira caleta a hacer música, porque lo hacen con el corazón y lo que tienen.
Claudio Vásquez: A mi Frank Ocean siempre me inspira mucho, siento que es genial ese hueón. Es que me gusta la gente que no es esclavo del estilo. Siento que pasa mucho que priorizan la imagen y saben perfectamente quién es su público, pero hay un descuido del sonido y de la búsqueda propia. Eso nos pasa un poco a nosotros, entonces pasa lo que dice el Nico, que nos inspiramos entre amigos. Siempre que nos mandamos música es un aprendizaje entre nosotros mismos, lo que nos comentamos, lo que nos aportamos en lo que el otro está haciendo, y siento que eso es genial, porque, aparte, hacer música entre tus amigos es una hueá genial.
Nicolás Burgos: A mí, personalmente, siempre me ha inspirado mucho Kendrick Lamar. Yo lo considero, más que un hueón que hace música, un artista. Todo lo relacionado a su música tiene algo detrás, su puesta en escena no es cantar con pistas y ya, siempre tiene algo que decir. Tratamos de acercarnos de una manera bien básica y bajo nuestras herramientas a poder llegar a eso.
Ya para cerrar, ¿Cómo recomendarían su música a alguien que nunca les ha escuchado?
Nicolás Burgos: Es difícil esa pregunta.
Claudio Vásquez: Yo creo que de partida, que es música que es bailable. Escúchenla para vacilarla. Obviamente que nosotros le ponemos énfasis en las letras y todo el tema, que es un segundo gusto agregado genial que le da profundidad, pero creo que siempre lo primero es ese saborcito bacán de que se te quedó pegada la melodía y que estás cantando la canción. Eso es genial.
Nicolás Burgos: Capricho siempre me lo he imaginado como para estar con tus amigos, sentado, tomándose algo, fumándose algo, que esté de fondo y que la gente inconscientemente te cante el coro. Una melodía super pegajosa y fresca, que puedes estar ahí escuchándolo tranquilamente y de repente te vas a pegar la cachá y vas a estar cantando el tema sin querer.
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