Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Andie Borie
Planetario es una banda muy querida por el círculo independiente chileno, premisa respaldada y asegurada por una capacidad innata de crear temazos qué hablan directamente al corazón, fórmula que les ha permitido cosechar un gran aforo de fans en nuestro país e incluso el extranjero. Es por esta sencilla razón que una fecha de esta banda siempre tendrá un toque especial, porque, como mínimo, hay un puñado de momentos memorables asegurados en la algarabía de sus interpretaciones en vivo, y más aún en el contexto que nos convoca, considerando que Planetario se había dado un año aproximadamente para centrarse en su nueva música. Por otro lado, también llamaba la atención un cambio de line-up importante, siendo esta vez un cuarteto conformado por Andrés, Pepe, Drope y el nuevo baterista, Roberto.
Tras una exitosa gira por algunas ciudades del país, lo que sucedió el pasado domingo acarreaba cierto hype, no sólo por ser el cierre del tour en un recinto clásico como lo es el Centro Cultural Rojas Magallanes, sino también por contar con artistas invitados como Nando García –quien acompañó a la banda durante toda su gira– y el mendocino Lorenzo –quien fue confirmado pocos días antes de la presentación–.
La jornada dio comienzo junto a la presentación de Lorenzo, quien brindó un breve set acústico que se encargó de hacer un recorrido por diversos sonidos y géneros, que fue parte de la idea que quería demostrar el argentino, quien con una interpretación comprometida en el delivery emocional, cautivó a los asistentes con delicadas versiones de su catálogo como fue con el reggaetón de «Yo te kiero con». Es importante destacar la cercanía del artista con la escena chilena, la cual se ha cosechado desde su colaboración con gabriela arcos y que ha dado como fruto una linda amistad junto a otros nombres como lo fue en este caso con Planetario o bien, la cantautora Anís, quien prestó su voz para encarnar un bello dueto junto al mendocino, siendo uno de los momentos destacados de la presentación. Sin duda, aflora la idea de que, en palabras de Lorenzo, los géneros e ideas son herramientas para la expresión humana, concepto que materializó con ligereza al recorrer sonidos urbanos, el indie pop, el bolero e incluso toques de pop soul.
Tras un breve receso, aparece un solitario Nando García sobre el escenario, concentrando rápida y sutilmente la atención de la audiencia, con los acordes y arpegios esbozados de su guitarra y su voz de terciopelo en la medida que interpretaba canciones como «Coraza» de su tremendo álbum «Pirueta» (2021) y, como ya es acostumbrado en sus presentaciones, un snippet de alguna canción del imaginario popular como lo fue en este caso con «Aerials» de System of a Down. Entre otras canciones, también nos mostró un tema inédito denominado «Material particulado en suspensión», el que acogía con amabilidad al público a la flor de melodías cándidas y suaves. Por lo demás, si algo resaltó en el tono delicado de este show fue la complicidad entre el cantautor y sus oyentes fruto de un ambiente íntimo que bebía muchísimo de la espontaneidad del momento, en especial entre la cotidianidad de momentos tan sencillos como el afinar, los cuales Nando aprovecha para interactuar y sacar a relucir un poco de su humor.
En este punto, y con una presentación breve que destacó la admiración por este artista, Nando García invita a ni más ni menos que a Javier Barría, afamado músico nacional que se hizo con las teclas para acompañar al cantautor interpretando temas como «Weco», «Caudal» y «Grito y Plata», en los que las voces al unísono de las almas congregadas y los bellos arreglos de Barría formaban el lienzo ideal para que estas piezas fuesen capaces de estremecer hasta lo más recóndito de los recuerdos. Es que de eso se trata lo que propone Nando, quien desnuda sus sentimientos con tal de entregar canciones de amor y desamor, que generan momentos entrañables entre lágrimas, abrazos y una calidez increíble en las voces convergentes de las personas presentes.
A eso de las 18:45, Planetario daba inicio a su show con un clásico: «Adolescencia», track que encendió el entusiasmo de inmediato y cobró su carácter de himno obligado una vez que el público recitaba con fuerza «y espero que mis días se hagan más largos para poder hacer todo lo que quiero hacer…». De esta forma, Andie, Pepe, Drope y Roberto comenzaron una presentación de larga duración tan necesaria y que dejó en evidencia unas cuantas cosas.
Sin guitarra acústica de por medio (ni una tercera guitarra), las coloridas y melódicas canciones de «Zeta» encarnaron un aura muchísimo más maduro y tonalidades algo más intensas, al punto de romper ciertos esquemas del indie pop/pop rock que Planetario profesa, llevándolo a un prisma mucho más cercano al rock alternativo. En ese sentido, esa visceralidad y contundencia emocional le dio otra cara a canciones como «Tardes en la Plaza», «Lo Intento» o «Piola», canciones que sonaron mucho más rifferas, ruidosas y gigantes de lo que ya son. Quizás esta metamorfosis justifica la especie de trance en la que se encontraba el público, porque, los shows de Planetario se caracterizan por ser bastante enérgicos e inquietos, reflejo del espíritu indie que encarnan, pero en esta ocasión esta nueva faceta más desafiante emocionalmente resignificó cada uno de sus clásicos y cada asistente, entre un estado de estupefacción algo incrédula desgarraban sus voces recitando líneas vocales memorables como «estaré contigo hasta que tu no estés conmigo, ¿te parece?…». Un verdadero placer ver la evolución de la banda
En la misma línea de lo anterior, Planetario trajeron a flote un montón de música nueva e inédita que reforzaban esta idea mucha más intensa. Es decir, más ligado a los riffs, a un despliegue interpretativo más ligado al rol del cantautor, a tonos algo más oscuros y pesados con elementos catárquicos importantes. Si bien entre bromas Drope declaró que «ahora somos metaleros», es cosa de escuchar el finale de una de las canciones interpretadas que era realmente atrapante y abrasivo. ¿Qué fue lo que pasó en todo este tiempo de inactividad pública? Si bien es cierto que el EP «El Último Verano», del cual aparecieron versiones nuevas de piezas como «No Sé Quien Soy», ya daban claras muestras de buscar y transitar otros horizontes musicales, este cambio es mucho más radical, y por sobre todo transversal. Este tono mucho más maduro recorrió toda su discografía durante esta presentación –y al parecer, el futuro mismo de la banda–.
A medida que avanzaba el show, apareció un segmento acústico en el que presentaron más canciones nuevas que, ciertamente mostraban una evolución en las cadencias de Andie y Drope en lo que a vocales refiere, probablemente por el carácter prístino que gozan estos temas actualmente –antes del formato de estudio–, pero es esa honestidad la que capturó el oído del público, reflejado en los dichos posteriores de la banda al decir que no acostumbraban a presentar canciones tal y como resultan de las sesiones en que éstas se van construyendo, y que era lindo poder compartir esa experiencia en el sentido colectivo.
Así, aparece nuevamente en escena Anís para interpretar junto a Andie un track eterno «Dibujo», un momento que pareció plasmar un mar de voces que, aún dentro de la autogestión y sus dificultades, el fanatismo y el carácter entrañable y memorable de las canciones de Planetario, permitieron brindar un momento tremendo, íntimo y, dentro de su sutileza, bastante fuerte. Esto último explotó en definitiva con una de las favoritas «Caramelo», que en sus propios matices trajo el éxtasis juvenil y agitó a las masas congregadas entre saltos, gritos y empujones para uno de los grandes momentos de la velada. Por si fuera poco, la audiencia pidió con entusiasmo un tema que Planetario no suele tocar en vivo hace tiempo: «Mapas», pero Andie quiso brindar el regalo e interpretarla, firmando el compromiso cálido que existe entre la banda y sus fans. Sin dudas, una presentación increíble que de seguro será la antesala para un futuro prometedor con estas nuevas canciones.
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