Engañando a Murphy rápidamente ha llamado la atención gracias al carácter especial que poseen sus canciones, condensando variadas influencias musicales en una apuesta dotada de un dinamismo construido en base a una expresión cambiante, expuesta por la banda tanto en sus anteriores lanzamientos como en el más reciente. La dualidad anímica latente en «Nada que hacer«, busca retroalimentar diversas sensibilidades sonoras abordadas en un refrescante recorrido cercano porqué no al baile, cautivando bajo una serie de dinámicas expuestas en una inquieta y movida composición ligada al funk y disco, contrastando con las reminiscencias nostálgicas y melancólicas plegadas al enfoque que hacen de la tristeza más bien como un proceso dentro de las sombras y el abismo que aquí se relata. Un viraje llamativo que resulta revitalizante para un proyecto que apuesta de lleno a la innovación.
“Era una canción muy personal que había escrito hace un tiempo, por lo que no me convencía la idea de incluirla en el repertorio de la banda, Guido me sugirió que la incluyéramos, y debido al contexto actual, sentí que era el tema indicado para esta etapa de la banda” comenta Benja Clark. “No queríamos hacer el típico tema triste con sermones baratos, más bien, buscábamos ver la tristeza como parte de un proceso, no hay luz sin oscuridad y si hoy estamos bien es porque estuvimos mal…”.
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