#DiscoExpectador

#DiscoExpectador: Solange – A Seat at the Table (2016)

Escrito x Felipe

A título personal y entendiendo la importancia que ha ido teniendo desde su aparición ‘Blonde’ de Frank Ocean, el ‘A Seat at the Table’ de Solange Knowles lanzado ese mismo 2016 se siente igual de destacable, o así lo debiera ser. De esos trabajos arriesgados, aventureros, mostrando un sonido y momento profundamente creativo dentro de la carrera de la artista, casi como una postal imborrable tanto por sus implicancias culturales como por la reinvención acompañada de innovación impregnadas en este tercer álbum. De esos picos en magnitud que cambiarían por completo el rumbo de la música, en este caso a través de un neo-soul con implicancias psicodélicas y sutilezas electrónicas, dispuesta a tomar no solo géneros ligados a la comunidad afroamericana, sino que también el sentir histórico repleto de sufrimiento e injusticias que esta acarrea hasta la fecha.

Tantos elementos juegan alrededor de esta obra, tanta gente participando, tantas ideas que uno pensaría se volvería todo más espeso y pesado; al contrario la artista se siente totalmente fluida, accesible y carismática. A Seat at the Table destaca precisamente por la excelente química que fluye en cada canción, reuniendo todo tipo de performances vocales cargadas a un lirismo brillante, compenetrado con un flow tan particular en una Solange dispuesta a esbozar el dolor, dramatismo, calidez y espiritualidad de una mujer afroamericana con una fuerte perspectiva de lucha social, a través del arte y la identidad.

La sofisticación propia de este disco rehuye de la sobre producción, escogiendo principalmente un universo orgánico mezclado de manera deslumbrante con los sonidos y efectos que deambulan por la obra, otorgándole una narrativa casi teatral, bastante interpretativa en su lenguaje armónico y escénico. No por nada tres años tardarían en completarse estas canciones, con las cuales apostaría más que nada a mantener la esencia y entregar una representación clara, pulida y emotiva de la cantante, optando por los feat justos y el equilibrio de una aparente calma dotada de simpleza.

21 canciones que se pasan volando con variados interludios que no  hacen tediosa la escucha, al contrario funcionan como pequeñas intros mitad habladas/mitad musicales sobre testimonios, consejos, historias y más. Por ejemplo temas como «Mad» donde Lil Wayne calza justo, la gigantesca «Don’t Touch My Hair» con la colaboración de Sampha o la nostálgica «Scales» suman mucho con estos ‘interlude’ más allá de lo buenas que puedan ser por sí mismas. Otras composiciones como la monumental «F.U.B.U.«, la dulce y divertida «Junie» o la elevación transportadora de «Cranes in the Sky» traducen aún mejor el carácter variado de esta obra que se siente como un despertar.

Ojo también con las visuales:

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