Si bien la década de los noventa traería toda una camada de nuevos elementos y popularidad al hip-hop, mucho de lo que ocurría en el panorama más estadounidense del género guardaba estrictamente relación con la competitiva brecha que desarrollaría la costa este contra la oeste, siendo la mayoría de actos que pertenecían a otras áreas mirados en menos. Recordado son esos premios Source del año 1995 (celebrados en New York) en donde el conflicto entre ambas costas parecía llegar a términos menos amigables con las pifias recibidas a Death Row Records (Snoop Dogg, Dr. Dre, Suge Knight), en los que curiosamente participarían unos jóvenes de Atlanta André 3000 y Big Boi ganadores del galardón a Mejor Grupo nuevo de Rap, quienes recibirían un abucheo que más allá de callarlos, dejaría una frase por parte de André que cambiaría la historia para siempre: «The South got something to say!”.
La leyenda solo comenzaría con ese debut de 1994 ‘Southernplayalisticadillacmuzik‘ y no haría más que confirmar el carácter de verdaderos extraterrestres dentro de la escena con el ‘ATLiens‘ dos años más tarde, sin embargo el gran suceso de OutKast ocurriría casi místicamente con el aclamado ‘Aquemini’ mucho más intelectual, apasionado y llevado a todo tipo de ideas que cuajarían definitivamente el sonido propio del dúo. Este álbum llegaría en el 98′ expandiendo cada idea creativa por terrenos bastante experimentales, incorporando un uso mayor de instrumentos en vivo que van desde el piano, guitarras, armónicas e instrumentos de viento, por los cuales pasaría mucha de la vibra atrapante de este trabajo, congeniando una libertad creativa bastante poética, espiritual, lejos del glamour del rap imperante en pos de interactuar con temáticas relacionadas a las relaciones humanas, las adicciones o la realidad, sin obviar la visión extrovertida y excéntrica que imprimen en sus composiciones.
Tomando el control casi por completo de las líricas y producción, Aquemini podría considerarse la muestra más balanceada entre los genios creativos y las inspiraciones artísticas de Big Boi y André 3000 tratadas bajo un acertado concepto sobre sus signos zodiacales acuario y géminis respectivamente. Ambas personalidades se verían contrastadas en cada canción, exponiendo un momento cumbre de vibras alucinantes y estimulantes situadas en un ejercicio brillante de exploración musical como pocas veces el género lo había hecho, llevando esta obra directamente a lo más alto de la crítica y el éxito comercial, apuntando también a masificar un cambio de paradigmas mucho menos agresivo y cercano a una espiritualidad consciente tácita en esta obra.
OutKast no solo crearía una obra coherente y accesible a la hora de presentarse con encanto y carisma, si no que además construiría cierto culto en cuanto a las canciones que aparecen en este disco, dando que hablar con la reivindicante «Rosa Parks» (con demanda por nombre incluida) o «Skew It on the Bar-B» junto a Raekwon. Pero si hay algo característico de este trabajo es que no son precisamente los hits las que confieren el mejor acercamiento a sus composiciones, pues la experiencia de cada auditor puede hallar un rincón donde acogerse y maravillarse destacando la pasada progresiva con «Mamacita» rematada en la épica «SpottieOttieDopaliscious» y potenciada en el cierre con la extensa «Liberation» junto a Cee-lo Green y Erykah Badu (pareja en aquel entonces de André y una de las puertas de entrada al movimiento del neo-soul de la época). Aunque también hay espacio para mostrarse radicales en la exquisita «Da Art of Storytellin’ (Pt. 1)» o en la ruptura de «Synthesizer» acompañados de George Clinton.
Aquemini no solo es una referencia a sus signos zodiacales con alcances de personalidades que podría darle una lectura mucho más acertada en el cómo fue planteado el álbum, si no que además resulta la consolidación definitiva del dúo quienes pasarían de ser unos bichos raros a lo más innovador que transitaba por aquel fin de milenio. Una cumbre de variadas reminiscencias que afianzarían para siempre su lugar dentro de la escena.