Para mediados de los 90’s el IDM materializaba sus años dorados en base a todo tipo de investigaciones de campo que estaban llevando nombres tan variados como Autechre y toda la vertiente musical de Warp Records, siendo Aphex Twin el cabecilla de toda una revolución que venía gestando ya desde su aclamado Selected Ambient Works 85-92. En medio de aquella época dorada de la denominada electrónica «intelectual», aparecía Richard D. James Album, el cual cautivaría desde su inquietante portada tipo Phil Collins a toda una generación hambrienta de vanguardia.
En medio de la creciente popularidad materializada por años bastante productivos, donde cada proyecto se abría un paso más allá desde lo Glitch y el Ambient hasta el frenético Drill ‘n’ Bass, aparecía aquella temática que se debatía entre cierto clasicismo melódico de los sonidos de ordenadores y los limites vertiginosos de rítmicas en movimiento, sin miedo a extremar sus velocidades que nos entregaba el denominado Richard D. James Album. Un océano de contrastes en donde la música se daba todo tipo de formas, interactuando con una belleza poética nacida del excelente juego melódico que Aphex Twin llevaría a cierto alcance mainstream que explotaría un año más tarde con la canción/video «Come To Daddy«.
Los ritmos esquizofrénicos en medio de ambientes evocadores, juegan nuevamente con los alcances de la música que se impregnan en el carácter conciliador/extremista de un disco a ratos caricaturesco. Los elegantes beats fusionan con el Noise sintético en un revoltijo de balanceado caos expresado en canciones como «Corn Mouth» o la dinámica «Fingerbird» que vendría a resumir de buena manera el genio creativo de un artista en el que sería su momento de mayor liberación. Otras como «Goon Gumpas» o la mágica «Girl/Boy» le acercarían casi a un aspecto divino, entre selectos toques de cuerda que aportan a este amigable/siniestro testimonio de intensidades y romanticismo; todo desde el corazón de un Macintosh.