Si bien Sunny Day Real Estate ya había abierto una puerta a los sonidos más melódicos y emocionales del Rock Alternativo con herencia Post-Hardcore con sus dos primeros álbumes, el quiebre que llevaría a uno de sus integrantes fundacionales Nate Mendel a migrar a Foo Fighters significó en su momento el adiós definitivo. Sin embargo los tres componentes originales restantes Dan Hoerner, Jeremy Enigk y William Goldsmith regresaron una vez más para sellar la carrera de una banda tan fundamental como poco reconocida. How It Feels to Be Something On sería algo así como el broche de oro para ser recordados hasta estos días.
La progresión de sonidos con los que la banda se implanta en este tercer larga duración, dejan de lado parte importante de las intensidades en pos de reconocer a sí mismos, una búsqueda de la trascendencia a través de la limpieza y los climas moldeados con una sutileza de detalles pocas veces vista en la música alternativa de los 90’s. Tal vez esas ansias de dejar una huella en medio de una carrera que de alguna u otra manera, se sentía incompleta influyó para la realización de una obra que suena intima, emotiva, desgarradoramente convencional y cercano a lo que podría yacer en lo radial. Adelantándose tal vez a la explosión del Emo en la siguiente década Sunny Day Real Estate pusieron a disposición una entrega impactante, la cual se refleja en cada canción y momento que componen este acto definitivo llamado How It Feels to Be Something On.
Este es uno de esos álbumes que parece demasiado difícil recomendar por canción, pues la profundidad de canciones como «Pillars«, «Two Promises» o la que da nombre al disco pueden tocarte de distinta manera, lo que no hace más que sumarle a una obra de esas que refleja de mejor manera lo que es una banda. Un clásico absoluto de una banda fundamental a la hora de comprender el Emo.