La banda inglesa en tan sólo dos álbumes han tenido una carrera esplendorosa y se han situado como uno de los exponentes del rock alternativo y el indie más sólidos de la música actualmente. Con el gran impacto que generó «My Love Is Cool» allá por el 2015, la banda ya se hacía con la cima del género, haciéndolo avanzar entre delirios shoegaze y noise, algo que el grunge y el rock alternativo no experimentaban en muchísimo tiempo, al menos no a este nivel.
La crítica realmente adoró tamaño debut, y su fanaticada se expandió de inmediato. Wolf Alice era uno de los grandes actos de rock nuevos y al mismo tiempo, se encontraban en un cómodo espacio entre los viudos del rock noventero, los amantes del shoegaze más sensible, y los adoradores del indie más denso. Entonces, como todo suceso inevitable para una banda, ¿lograrían mantener la talla con el segundo disco?.
La respuesta llegó de la mano con «Visions Of A Life», con un ingrediente absolutamente clave en esta nueva hazaña: la versatilidad. Pero, ¿cómo? y la respuesta aunque difícil de imaginar no podría haber sido más sencilla. Sí, dentro de todo esquema principal de rock alternativo hay influencias del dream pop, el folk, el psychedelic, el punk, y cuánto sonido más se les haya ocurrido, pero la verdad y el gran ingrediente secreto era nada más ni menos que el noise.
«Visions Of A Life» es una gran comunión unificada bajo una misma causa, el noise, y así las dudas se despejaron, y nuevas vías se dieron a conocer. Las sentidas memorias y experiencias depositadas en cada una de las letras, veían absoluta libertad de sinergias y estados emocionales en esta abundancia de sonidos: Ellie, Joff, Theo y Joel podían hablar desde la rabia, la confusión, la depresión, la timidez, desde donde quisieran situarse en esta gran obra personal.
Por supuesto, para hacer del noise el punto de convergencia de esta ola de influencias extraídas de bandas como The Smashing Pumpkins y My Bloody Valentine –por decir unas pocas–, la producción fue absolutamente clave. Justin Meldal-Johnsen, el mismo productor de «My Love Is Cool» y quien cuenta con un vasto currículum con bandas como Paramore, M83 y Tegan and Sara, fue el encargado de dar forma a esta obra maestra, logrando que este fino hilo conductor en clave noise nutriera cada escondite de «Visions Of A Life».
Así, Wolf Alice, tutelados por Dirty Hit –el mismo sello de The 1975, Pale Waves y The Japanese House– se hacen con uno de los grandes lanzamientos del 2017 y de la década y que por supuesto, terminó por consolidar a temprana edad a la banda que a costa de hits como «Don’t Delete The Kisses» y «Planet Hunter» y dementes piezas como «Yuk Foo«, «Formidable Cool» y el tema homónimo, como uno de los grandes precursores del rock actual.
Jota