Pocos artistas han logrado lo que Donald Glover logró hace dos años atrás con un disco tan iluminado y rompedor, que se tragó parte importante de los sonidos más contemporáneos a la época, con tan solo una bocanada de respiro sicodélico-funky-soul-afro como lo fue Awaken My Love!. Childish Gambino de hace rato que venía jugando con la estética inamovible que a veces colapsa el Rap y sus símiles genéricos, dotándolo de cierto dinamismo pero con este álbum, las cosas tomaron un rumbo y una progresión más bien revuelta, aullando el lado más prolífico y surreal de Glover, con influencias algo más bien sepultadas, las cuales trajo en gloria y majestad a un panorámico esquema de sacudidas y herencia GeorgeClinteana.
La vanguardia con la que nos amenaza desde el primer momento en ese oscuro corte llamado Me and Your Mama, hace una pequeña lejana mención al inicio del Maggot Brain de Funkadelic, obviando la crudeza de este último. Ese primer instante nos hace repensar nuestra predisposición a la aventura que vamos a presenciar, abriendo un sinfín de posibilidades en la épica cruzada en la que se aventura el «Rapero». Uno de los puntos claves es la metamorfosis, parte integral de esta nueva encarnación capaz de entonar con fuerza el Groove en canciones como Boogieman o Zombies, arrastrando la locura de Riot o suavizando los sentidos en esa exquisitez compositiva llamada Redbone, la que podríamos definir como un cóctel cósmico y sensual de alucinógenos amorosos.
La fuerza, radicalidad y revisión de los aspectos más profundos y celebrados de la música Afroamericana, radica en la genialidad con la que músicos desde tiempos inmemoriales, han logrado perpetuar el alma en su sonido y esencia. Childish Gambino es el último de una larga lista de artistas capaces de jugar con fuego de manera tan potente, y sin embargo, salir como un gigante. Esa cretaura llamada Awaken My Love! es sin duda uno de los grandes nuevos clásicos.