Volver a encantarse con la música parece una tarea más que común para diversos músicos que han ido constantemente componiendo y tocando, siendo quizás una prueba de fuego que lamentablemente muchos no logran pasar. Distinto fue el caso de Bernard Sumner, quien ya para el año 1988 comenzaba a vislumbrar nuevos aires, aprovechando la reciente disolución de The Smiths, comenzó junto a Johnny Marr una aventura refrescante llamada Electronic. 1991 y el álbum debut llegaba recargado de una idea poco equivocada del momento que vivía el Reino Unido, en cuanto a artes y cultura, siendo Marr y Sumner embajadores absolutos de una propuesta renovada de la música Pop de comienzos de la década. Electronic si bien se proclamó como un disco veraniego, de prolífica reminiscencia Dance que haría vibrar a muchos como un prototipo de superbanda que se encaminaba como toda una revelación, también conquistó el lado más técnico, exigente y esquivo de la excelencia y la crítica; algo no menor. A estos dos astros, se les sumaría Neil Tennant y Chris Lowe, ambas caras de unos Pet Shop Boys que venían en la cresta de la ola con su disco más complejo. Precisamente este carácter, definiría el proyecto, puesto que el encanto y narrativa que Bernard le impregnaba a las canciones, se veía a ratos fuertemente complementado con las guitarras arrasantes, melódicas y divinas de Marr, mientras que los coros de Tennant y el aporte de Lowe, no hizo más que sellar el choque de tres de los mundos más interesantes que habían surgido en los 80’s.
Electronic abrazó el carisma de cada uno de sus miembros, siendo la dupla Marr/Sumner un impulso artístico completo para ambos, redondeando al fin y al cabo una síntesis preponderante de lo que es el lado sintético y el orgánico, del cual ambos venían. Un disco fuertemente influenciado del contexto, que hoy en día, no hace más que recordarnos la época dorada que se respiraba con todo esto del Rave, el Dance y los fármacos. Get The Message, Idiot Country, Gangster o el macro hit Getting Away With It son la prueba inequívoca de todo el potencial que arrastraba el álbum.
