La eterna pregunta que surge cuando escuchamos un cover, guarda estrecha relación con la ambición y el alcance de este. Muchas veces no pasan más allá de meras anécdotas para llenar un lado B de algún single, o bien tributar ciertas influencias. Pero existen casos en que estas versiones poseen cierto riesgo artístico, que para bien o para mal, pueden terminar dándole una vuelta de tuercas a un tema, e incluso para algunos, terminar arruinándolo. En esta primera oportunidad, hablaremos de un corte llamado Stranger Than Kindness que en su oscura concepción del año 1986, ha logrado ver una versión igual de grandilocuente 23 años más tarde.
Stranger Than Kindness nace como un oscuro corte de más de 4 minutos y medio para el álbum Your Funeral… My Trial de 1986, que lanzaron los Bad Seeds como una versión mucho más refinada y apocalíptica de su herencia Post-Punk ochentera. Si bien el tema es uno de los grandes clásicos de Nick Cave, este no fue escrito por el cantante Australiano. Como bien es sabido en Nick Cave & The Bad Seeds, casi el 90% de la fuerza creativa la pone el propio Cave, sin embargo los demás integrantes que han pasado por sus filas, cuentan con la libertad de aportar, por lo que no es extraño que por aquel entonces Blixa Bargeld, guitarrista del conjunto muy cercano a Nick, compusiera una canción. Con la ayuda Anita Lane, ex pareja de Cave y ayudante de la banda, nace este tremendo tema que muchos años más tarde, con la chapa de clásico, adquiriría un nuevo rumbo desde Suecia.
Para el año 2009 Karin Dreijer, conocida por ser parte del dúo The Knife, incursionaría como solista bajo el nombre de Fever Ray, entregando un debut que rápidamente pasó a convertirse en uno de los mejores trabajos lanzados ese año, y porque no, esa década. El Fever Ray, de un Pop electrónico cuajado en base a sonidos reposados y un Ambient intrigante y místico, perfectamente articulado y sensible, incluía en su versión deluxe, un cover de Stranger Than Kindness, el cual la cantante adecuó a su propio ADN con una naturalidad escalofriante que esboza esos efectos vocales casi demoníacos, bajo ritmos punzantes de una electrónica camaleónica. El ejemplo perfecto de lo que significa hacer un cover.
