Un tipo con una guitarra, unas cuantas melodías, letras que tratan sobre amor y desamor, motivaciones y decepciones, la existencia misma y la muerte, y por sobre todo, un genio creativo capaz de musicalizar todo tipo de emociones y sentimientos de la manera más frágil, profunda y sentida. Ese era Elliott Smith, un ser humano con diversos problemas personales, a los cuales les hacia frente con una calidad y madurez compositiva digna de cualquier de los mejores cantautores populares que hayan existido sobre la tierra. De voz armoniosa, de influencias Beatlescas, a ratos alternativas, rompedoras en todo sentido de la palabra, Smith capturaba ese sentir de la generación x o del humano en pleno cambio de milenio, con todo lo que eso implica, en cuanto a presiones sociales para uno mismo como persona. Si bien su selecta discografia que se apagó ese fatídico 21 de octubre del año 2003, nos dejó un mar de joyas de todos los tipos, es en XO del año 1998 donde caló más íntimamente en el aspecto global de las cosas, ya sea por la variedad de sonidos y melodías, los que exploró con silencio y bulla, mucha orquestación o a través de un minimalismo desconcertante. Una dualidad sin fin que sigue emocionándonos hasta la fecha. Y es que las composiciones de XO profesan esa inmortalidad propia de un buen músico que sabe decir las palabras exactas para vivir eternamente, ya sea dejando clásicos para la posterioridad como Waltz #2 o Sweet Adeline, o retratando sus heridas incurables en los coros duplicados de I Didn’t Understand.
La dualidad recién expresada no hace otra cosa más que validar el profundo contraste de un músico atrapado entre la magia y belleza, que nos invita a dar un paseo por los cielos, y a la vez nos enseña en lado más oscuro de un alma atrapada entre las penas, las adiciones y la depresión. No hay un soñador más realista que aquel que nos narra sus travesías en este recorrido por el mundo, su mundo, como el que encontramos descalzo, a vociferando el mejor legado cancionero de esos lejanos años 90. Este era Elliott Smith, un compositor que nos legó su vida en discos como este.