Kendrick Lamar, The Weeknd, SZA & More – Black Panther: The Album
Junto con la llegada de Black Panther a los cines, y la buena respuesta que ha dado, aparece Black Panther: The Album, una recopilación de grandes artistas dentro del Rap y la música Afroamericana actual, en el cual se muestra el gran momento que han tenido nombres como Kendrick Lamar, Jay Rock, Travis Scott, The Weeknd, Sza, etc. Ideado como un rugido de sentimientos propios dentro del espectro más consciente y esencial de la lucha Afroamericana, este trabajo aparece como uno de los destacados del año, principalmente por el gran funcionamiento de Lamar como principal arquitecto de este soundtrack que pone las cosas en perspectiva, desde la lejanía hasta la actualidad.
Franz Ferdinand – Always Ascending
Always Ascending se siente como un renacer de la banda Escocesa, tal cual pasó con su álbum de 2013, sin embargo aquí se muestra un disco mucho más inspirado y renovador. Quizás el trabajo con Sparks o el alejamiento de Nick McCarthy haya influenciado en este nuevo camino tomado por Capranos y compañía. Sí, se echan de menos las guitarras de Nick pero esto mismo, le da un nuevo impulso compositivo a los Franz. Quizás la relevancia se quedó estancada hace más de 10 años atrás, pero es imposible negar que son una tremenda banda. A casi 15 años de su debut nadie suena como ellos y eso hay que destacar.
Joan As Police Woman – Damned Devotion
Atrás quedaron los años de fragilidad, luego de la perdida de Jeff Buckley y su incursión con Antony and the Johnsons, pues hoy en día, Joan Wasser disfruta de la experiencia como principal motor para moverse entre un mundo de canciones, incursiones y por supuesto, gustosa calidez musical. Entre lo quebradizo, la angustia, y una naciente influencia R&B, Joan As Police Woman desafía el oído más acostumbrado de su fanaticada con un álbum tan bien jugado como Damned Devotion, que bien la pudo romper 30 años atrás como bien lo puede hacer ahora.
Hovvdy – Cranberry
La simpleza acompaña este segundo disco de Hovvdy, un dúo calcado en lo más profundo de un sentimentalismo emocional que te aconseja, acompaña pero que sabe sufrir contigo. Es cálido desde un punto de vista musical, sincero desde las líricas y que enmarca un punto de introspección que el Indie actual ha perdido bastante. Cranberry nos habla de tiempo pasado, tal y como se debe hacer, sin añoranzas vacías, más bien como nostalgia carcomida por sonidos del tiempo.
Harm’s Way – Posthuman
Harm’s Way endurece su propuesta, a la vez que acude en diversas direcciones que atrapan cada sitial de lo más complejo, extremo y experimental dentro de la música más dura. Entre el Hardcore y el Metal, envuelven esos momentos de constante crecimiento técnico, en una fabula perfecta de como involucrar el Groove más noventero y esa formula Industrial que parece ya perdida. Posthuman llega como un potencial mazazo dentro del Metal este año, posicionando un gran trabajo dentro de un grupo trabajado y sobre todo inspirado. No pierde el rumbo, es más, con cada canción, aparecen nuevas ideas y proposiciones.
Tommy Pickles – Pop contra el suicidio
Desde las raíces de Malandras, nace Tommy Pickles no como un proyecto paralelo, ni como una continuación; más bien como una versión de si mismo en una dimensión distinta que resulta ser esta. 6 canciones forman este Pop contra el suicidio que abordan el Lo-Fi desde la inmediatez misma, sin producciones ni arreglos, solo un puñado de temas, sonidos e historias cargadas por una atmósfera corrompida por la constante distorsión, el sonido intenso pero evocador y por supuesto, los interludios de Rugrats que le dan una intimidad de videocasetera dramática y linda, por que no.
MGMT – LITTLE DARK AGE
5 AÑOS de silencio discográfico llevaban los chicos. Pequeña etapa oscura, desazón post-Trump incluida, en la cual volvieron a refugiarse en un synth pop disfrutable y entretenido. Hay temas de candidez esperanzadora (como “James” o la balada “Hand It Over”) y por supuesto la mordacidad marca de la casa (la superficialidad de las relaciones en “She Works Out Too Much” y la crítica a la dependencia tecnológica en “TSALMP” –acrónimo de “time spent looking at my phone”/“tiempo perdido mirando mi móvil”).
En resumen un regreso completamente en forma, les hizo excelente la ayuda en producción de Ariel Pink (por favor escuchar su disco del año pasado “Dedicated to Bobby Jameson”, un pop rock en clave lo fi muy interesante). En la última parte quizás decaiga un poco (“Days That Got Away” es como un interludio sin asunto y “When I’m Small” parece un juego infantil que no encaja mucho) pero el bien gusto queda y los aciertos son más. La canción que lleva el nombre del disco es temazo.
SON LUX – BRIGHTER WOUNDS
El art pop del trío estadounidense llega más reflexivo que nunca: nacimiento-muerte-Trump presidente. Esto también se traduce al sonido, en clave más downtempo. Bello trabajo, si te gusta James Blake, Björk, ANOHNI y hasta Slowdive, pues préstale atención a este disco. Atención a “Dream State”, temazo.
CHRISTINA ROSENVINGE – UN HOMBRE RUBIO
Cuántos años llevamos ya y esta dama aún no topa techo creativo. Se viste de un sonido elegante para elaborar un discurso sobre las masculinidad y roles de género pero sin caer en absolutamente ningún cliché y ahondando con prolija sensibilidad en la compleja imagen paterna que como un fantasma, la abraza, rechaza pero es parte de ella.
Christina es una letrista consumada y cada trabajo suyo tiene versos para enmarcar, esta vez no falla, hay reflexiones duras (“cómo no voy a entenderte, padre, si es mi misma soledad”) combinadas con los infaltables versos de amor atractivamente sucio (“bajo la almohada / olvidaste tu batín / le estoy dando un uso / obscenamente vil”).
En definitiva, gran trabajo nos ha dado la hispana, se replantea y sabe sonar incluso más accesible que en sus anteriores discos, La Joven Dolores (2011) y Lo Nuestro (2015). La instrumentación pulcrísima, trabaja esta vez con perfecto tino influencias de PJ Harvey e incluso Radiohead pero por sobre todo lo que apreciamos es una autora emerger una y otra vez de la fuente de la eterna creatividad.
NATALIA LAFOURCADE – MUSAS VOL. 2
Natalia tiene el don, un don que pocos artistas tienen, que es el de generar un genuino encanto, pero a esto se le suma la laboriosidad, la autora cual hormiguita, urga, investiga, compone, urga investiga y sigue componiendo. Así ahora atestiguamos y disfrutamos de su paso por el folclor latinoamericano, el cual se cierra con este segundo volumen de Musas. Si bien todas las canciones estaban listas desde un comienzo, podemos apreciar como se tomaron decisiones en base a la primera parte, se complementa la paleta de sonidos, y los arreglos contienen una mayor riqueza. Natalia incorpora sonoridades que no estaban en Musas vol. 1, hay salsa sabrosa o balsesito peruano, como si su bello paseo se extendiera por el continente y su figura siguiera creciendo.
Sin duda es muy importante lo realizado por esta talentosísima mujer, cual Violeta Parra, compila y rescata tradición para las nuevas generaciones, y resulta felizmente paradójico, que viajando al pasado sea capaz de ofrecer frescura sonora en un presente cada vez más plástico.
Felipe León
Ernesto Caquisani
