Live Review

Nicole en Club Chocolate: Floreciendo en un viaje infinito

Escrito por Felipe León
Fotos por Andie Borie

Como bien comentó una de las invitadas estelares de la noche, Chini.png, Nicole es “la artista más dulce de Chile”. Así mismo, es una de las más constantes, inspiradoras e interesantes que existe desde por lo menos 30 años, con ese soplido de aire fresco que fue para la música chilena en plena mitad de los noventa, llamado Esperando Nada (1994). Méritos que sin dudas ha preservado durante todo este tiempo, teniendo hitos discográficos como Sueños en tránsito (1997), Viaje infinito (2001), APT (2006) o Panal (2013), que bien reflejan esas ganas por empujar su música siempre más allá.

Lógica que a su vez se acopla a la necesidad de siempre hacer música con el fin de comunicar algo, ya sea una reflexiva misiva amorosa o tal vez, un bailable y pop rockero hitazo. Nicole no deja nada al azar. Como sucede con su último larga duración, un Claroscuro estrenado el pasado año, que sirvió como catalizador perfecto para que la artista conectara nuevamente con su faceta artística creadora, y así poner en marcha temas que hacen de la versatilidad, el ingrediente secreto. Es que si lo pensamos bien, su carrera se caracteriza por buscar nuevas fronteras sonoras, sin dejar su propia esencia.

Aquello se percibió desde un comienzo, cuando la artista hizo ingreso al escenario de un repleto Club Chocolate, que compartía bebestibles, recuerdos, y por supuesto, ansias por verla nuevamente en acción. Es así como una simbólica “Hoy” inició la velada, sacando a flote la importancia que un disco como Panal tuvo en su fanaticada. Canciones que no se fueron más, como es el caso de ese “Pequeñas cosas buenas” que acaparó la atención de la audiencia, al ver a Nicole en una faceta mucho más atrapante, haciendo gala del buen manejo que tiene sobre el escenario. Años de experiencia que se percibieron durante todo el show, con un profesionalismo que se entregaba a las emociones del momento, sin dejar de lado el cuidadoso y dedicado trabajo que existe al interpretar su música. Por parte de ella como de los músicos.

Calidad profesional y un fuerte sentido del espectáculo. Cualidades que solo suman más que ser el show en sí, porque Nicole es sobre todas las cosas una artista íntegra, siempre guiada por un estudio profundo tanto de los sonidos del hoy (y de otros tiempos) como de sus propias motivaciones. Y esto se percibe en cada uno de sus trabajos, aunque sí hay uno que se lleva la gran mayoría de las miradas es el recordado Sueños en tránsito, con piezas gigantescas como “Noche”. De esas que acompañan distintos momentos de la vida, como la banda sonora de una época de añoranza que perfectamente puede ser hoy. Pudo ser ayer como la vez que la propia artista escuchó Introducción a la geometría (2009) de Javier Barría, invitado ilustre junto a su guitarra y voz, que selló una preciosa versión de este recordado éxito. De personal estéreo, de cassette con canciones grabadas de la Rock & Pop, de fogata, de toda la vida. 

Mucho que decir y solo van tres. El resto digamos, es solo regocijo. Tal como lo vivió la audiencia que siguió cantando fuerte, abrazando temas de su último álbum como “Valientes”, “Nostalgia” y “Quédate”, siendo esta última interpretada en conjunto con la destacada artista Shirel. Otro gran dúo que dió paso a esa onda más rock alternativo que ofrece “Despiertame”, con una sofisticada crudeza guitarrera que hasta el día de hoy sigue despertando almas curiosas, que llegan a su música gracias a clásicos como este. Y si hablamos de momentos que pasarán a ser un clásico, otra combi explosiva junto a Chini.png, para interpretar ese temón dosmilero que es “Veneno”. Chini contó que esa canción la tocó en segundo medio; se podrán imaginar lo gratificante que debe ser estar cantandola junto a la propia Nicole en vivo. Yo la conocí por el Via X.

Pero otras personas conocieron a la artista con su álbum Panal, encontrando en canciones como “Románticos” y “Baila” algo que los más probable les haya hecho sentido. Lo cierto es que ese disco cada día envejece mejor, y muestra de ello fue la forma en la que fueron recibidos estos temas, dando paso a otra destacada reciente como “Visión nocturna”, en colaboración con Kya, otro de los nombres más interesantes del panorama musical actual. Ambas artistas conectaron de lo más bien, con carisma y complicidad, motivando el ambiente para así dar paso a otro momento alto de la jornada. Porque el viaje no se detiene, transportando la escucha a esos tesoros en su repertorio que son “Viaje infinito” y “Vida”. Las caras alegres de las personas en el Club Chocolate hablaban por sí solas.

A estas alturas, la audiencia estaba rendida a sus pies. Aunque ella siempre se lo tomó de la manera más genuina posible, respondiendo algunos “Nicole te amo” que caían desde algún rincón del recinto. Gritos que reforzaban esa buena onda general que se respiraba, la que terminó de estallar cuando sonaron de corrido, esa trilogía de himnos del ya mencionado Esperando Nada, coronada por “Sin gamulán”, “Extraño ser” y “Esperando nada”. Otro de los momentos altos previo a que se retiraran del lugar…

…para volver, sí, a dar cara a un público que vivía otro gran viernes en su vida, al son de composiciones que son parte de la memoria de este país. De este modo, una última patita a cargo de “Desierto florido”, de las más emotivas y esperanzadoras piezas que podemos encontrar en su archivo musical, para rematar con “Solo el mar” y “Dame luz”, conectando así el ayer con el ahora. La audiencia más nueva, y la que ha estado hace más tiempo. Variables que siempre han tenido un punto en común: Nicole y sus canciones. Porque este concierto en Club Chocolate fue un regalo para la gente, pero también uno muy relevante para ella misma.


Más fotos de Nicole.

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