Escrito por Juan Pablo Ossandón
Siendo uno de los clásicos del thrash metal, el caso de Whiplash y su primer LP siempre ha marcado un punto especial en la historia de este subgénero. Así que, y en ese sentido, intentaremos pensar en los postulados novedosos que propuso la banda de Tony Portaro en este acierto discográfico, y el cómo ello se percibió en el mundo.
Primero situemos este disco en su contexto propio, siendo el mes de febrero del año 1986 la época en la que fue lanzado. Si hacemos memoria, ‘Master of Puppets’ de Metallica fue lanzado a inicios de marzo del mismo año, ‘Peace Sells…But Who’s Buying?» de Megadeth en septiembre, ‘Reign in Blood’ de Slayer en octubre, e incluso al otro lado del Atlántico en Alemania, Sodom debutaría con ‘Obsessed by Cruelty» en Mayo y Kreator traería su ‘Pleasure to Kill’ en noviembre. Con este recorrido breve por algunas de las bandas más emblemáticas de las dos cunas del thrash: el Bay Area y Alemania, Whiplash intentaría poner algo distinto.
¿Pero qué tanto nuevo podría traer? Si en términos generales –bien generales–, se podría decir que el Bay Area contenía el espíritu esencial del thrash –junto a otras grandes como Exodus o Testament–. Alemania por su parte presentaba un estilo mucho más abrasivo cercano estéticamente en muchísimas ocasiones al death metal –nuevamente, ‘Pleasure to Kill’–. O incluso si miramos fuera de ello, en Canadá Voivod y Annihilator presentaban articulaciones mucho más técnicas y progresivas de este sonido. Pues la respuesta es más sencilla de lo que pareciera.
En palabras del mismo Portaro en múltiples entrevistas, fue la formación que tuvo lo que marcó la diferencia, y es que el haber estudiado en Berklee College of Music sí tuvo un impacto en su forma de componer. Y es que Whiplash no buscaban necesariamente cambiar el espíritu del thrash norteamericano, y es que después de todo, a primera escucha es bastante plausible agruparlo en conjunto con estas otras bandas. Pero la magia venía en el que, fueron capaces de condensar en ‘Power and Pain’ dicha directriz creativa, con una formulación mucho más acabada de la teoría y la técnica en sus composiciones, logrando una forma caótica y comprimida al mismo tiempo.
De ahí que en ‘Power and Pain’ ninguno de esos elementos queda descuidado. No hay improvisaciones, hay un sentido detrás de cada riff y línea vocal, infiltrando sigilosamente y de forma portentosa el speed metal, que permitió brindar un matiz interesante y desafiante –a las guitarras por sobre todo– que implicó, en muchos momentos, un trabajo melódico más dinámico. Claro, la escuela del riff siempre se mantuvo en lo más alto, pero es cosa de escuchar los solos de temazos como «War Monger» para entender esa faceta que le distinguían tan bien de sus contemporáneos –o bien el riff inicial de «Power Thrashing Death» o el apartado rítmico de «Nailed to the Cross».
Por estas razones y muchas otras, que la marca humilde de Whiplash en el thrash será imborrable.
Whiplash se presentará el jueves 18 de mayo en Bar Óxido
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