Live Review

Doyle en Chile: Sin paso a la nostalgia

Escrito por Juan Pablo ‘Jota’ Ossandón
Fotos por Martín Obreque

 

El nombre de Doyle Wolfgang von Frankenstein es uno que ha trascendido al ser parte esencial de la legendaria banda de horror punk The Misfits, el sonido característico de su guitarra así como el imaginario que rodea su presencia y estética han hecho de Doyle una figura singular en su estirpe. Además, su cercanía con el heavy metal y sonidos afines que se pudieron visualizar en la época con Michale Graves son la antesala de los fundamentos de Doyle, la banda, la cual cuenta con Wade Murff en la batería, Brandon Strate en el bajo y Wolfman Story en la voz.

La agrupación encargada de abrir la jornada fue Dominio, trío de heavy metal proveniente de Aconcagua, quienes brindaron una presentación que cuenta con los diversos elementos que tanto encantan del género. Así, en la medida que el público llegaba progresivamente al lugar, el Club RBX se inundaba en entusiastas riffs y una base rítmica dinámica y enérgica de la mano de canciones como «Voces que atormentan» y «No te atrapes», piezas que tan sólo podrían crear verdaderos amantes del heavy metal más clásico. Sin duda, la tarea fue más que cumplida, ya que la épica que habitó su set de seguro cautivó a más de alguien.

A eso de las 19:32, y sin mayores preámbulos, Doyle y compañía se hicieron presente en el escenario con aquel track homónimo que abre el «Abominator» (2013), y de inmediato, quedaron claras un par de cosas al menos. Primero, que estábamos en un show de Doyle como tal, y no en uno que rememore su pasado con Misfits, y segundo, la imponente presencia del guitarrista, que como la gran figura estelar de la jornada acaparaba la atención de fotográfos, asistentes y el staff del show.

«The next song is a love song. You can dance to it if you want to» fue la frase Wolfman vociferaba antes de, prácticamente, cada canción del set, y en su sencillez encarnaba cierta actitud minimalista e irreverente, y a su vez permitía enaltecer un poco el contraste que se da en sus canciones, los tópicos que las rodean y los sonidos que las nutren. Además, hay que destacar el sonido atronador y de contundente textura de la banda, en especial el que frecuentaba la característica devilock de Doyle.

Canciones como «Beast Like Me» y «Cemeterysexxx» impactaban por su ejecución visceral y potente, brindando uno de los grandes momentos en el que Wolfman, totalmente controlado por el éxtasis del momento, se cuelga de la estructura del club ante el asombro de sus fanáticos, en especial de quienes se encontraban en las primeras filas. Por otro lado, si bien la gran mayoría del público hacía notar sus ansias por escuchar canciones de Misfits –un punto que trataré al final de esta nota–, si habían fieles que ignoraban dicho factor, haciéndose con el mosh constantemente o incluso parejas que se besaban mientras sonaba «Kiss Me As We Die», viviendo su propia historia con tal magnitud de soundtrack en vivo.

Hay que ser claros en que lo ofrecido por Doyle y compañía era un show increíblemente enérgico de un heavy metal bien oscuro, con fuertes influencias del groove y un espíritu punk intrínseco a la figura de sus integrantes. Tracks como «Valley of Shadows» sonaron con una fuerza inconmensurable, así como la potente interpretación de tracks como «Mark of the Beast» o «Witchcraft» dejaban ver los propósitos de la agrupación, que si bien eran simples y toman forma en el clásico y directo «buen show de metal», eran las piezas de un elemento más grande. Después de todo, el concierto por completo se sintió como un gran momento, el cual no tenía intención alguna de pausar, ni siquiera por el constructo del «encore» presente en la gran mayoría de recitales.

Sin dudas el show de Doyle fue tremendo, directo, a la vena y con un sonido demoledor. Definitivamente no le pesa nostalgia al guitarrista, pero lamentablemente a una gran y mayoritaria porción del público sí. Es importante precisar que en ningún momento Doyle o las productoras a cargo anunciaron que esta gira contaría con un set que tuviese canciones de Misfits, además de que era bastante claro que el grupo ya contaba con dos espectaculares discos bajo el brazo. Sin embargo, canción tras canción pedían constantemente canciones de la legendaria banda de punk, lo que de por sí no está mal, en pedir no hay engaño dicen por ahí, pero cuando se convierte en interrumpir el curso natural del show o incluso insultos –que la barrera idiomática se encargó de que no pasaran a más– ya el tema es distinto. No cuesta nada respetar el show, tanto por la banda como por las demás personas que asistieron, y bueno, por no hacerlo no disfrutaron de un show formidable.

Setlist:

  1. Abominator
  2. Beast Like Me
  3. Headhunter
  4. Cemeterysexxx
  5. Virgin Sacrifice
  6. DreamingDeadGirls
  7. Kiss Me As We Die
  8. Valley of Shadows
  9. Witchcraft
  10. Dark Gods Arise
  11. We Belong Dead
  12. Darkside
  13. Mark of the Beast
  14. Drawing Down the Moon
  15. Show No Mercy
  16. Hope Hell Is Warm

 

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Juan Pablo Ossandón

Director de Expectador.

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